"Niña mater"

¡Y no es por ponerme melancólica, que va!. Es solo por sentarme a recordar y es que el tiempo pasa mas rápido de lo que pensamos.

Parece que fue ayer cuando me vestí tremendamente emocionada con ese , entonces ideal uniforme del Mater. - No hay que decir que en tallas pequeñas, todo es mono-.

Cual pincel hice mi entrada triunfal en la que sería mi " casa" durante los siguientes y a cada cual mas especial 16 años de mi vida. 

En preescolar nos superábamos a diario, batíamos un retro tras otro. Nuestro día a día era prácticamente una competición, pero era una competición bonita, sin trampas sin llevarnos por delante a cualquiera que se entrometiera en nuestro camino. Era una batalla de niños, y como todo lo que hacen los niños, inocente.

Luchábamos por ver quién acababa antes la cartilla de lectura, corríamos a mas no poder en las clases de " Agustín pirulín" para ver si ganaba el equipo de niños o  el de las niñas. Pero como en toda batalla, también había derrotas - ya sabéis que no se puede ser pluscuamperfecto siempre- y ante ellas ,no había mejor consuelo que los caramelitos de la madre Basallo. 

Dejando atrás el edificio de infantil nos adentramos poquito a poco, casi de puntillas, en lo que empezaría a parecerse un poco al "mundo de los mayores".

Siempre acompañadas de la Madre Izquierdo. Y reconozcamos alumnas y ex alumnas del mater que la adrenalina corría por nuestras venas cada vez que sonaba la campana a las 17,00h. Como si de una auténtica revolución se tratara empezábamos a correr de una forma un tanto salvaje en busca de libertad y es que 9 horas de Cole ya eran mas que suficientes ¿verdad?
No puedo acabar primaria sin mencionar las riquísimas meriendas - #IroníaOn -  aquel membrillo blandurrio o el quesito, han marcado nuestra niñez y estoy segura que también la del aquel pobre arbusto que hacía la dura función de vertedero ya que misteriosamente siempre acababan espachurrados entre sus hojas.

¿Y qué me decís de los bailes?, ¿Cuántas niñas altas quedaron traumatizadas por culpa de ser siempre el chico? - y es que el traje de la niña siempre era el mas bonito, eso lo sabemos todas-. 

Las clases de baile fueron mas bien clases de supervivencia y es que ahí el lema era : "o pisas o te pisan". Cada uno sobrevivía como podía.

La utilidad de dichas clases incluía  los primeros auxilios y es que aprendimos a tratar los moratones. ¡Demasiados pocos teníamos después de tantos pellizcos! - todos con cariño, eso sí-.

Pero todo ese sufrimiento se te quitaba cuando ponías un pie en el tablero y lucías lo buena bailarina que eras - si tenías suerte de no estar en última fila, claro- y en el público: tu madre, tu padre, tu hermano, tu hermana, tu otra hermana tu otro hermano , tus abuelos, tíos, cuidadora, perro,vecino y si me apuras hasta tu peor enemigo y es que ¡ todo el mundo va a los bailes del mater! 

Luego llegó la ESO y con ella el edificio de las mayores. Aquí comienza una rutina distinta a las demás, esto si que era un  "sálvese quien pueda". 

Afortunadas sois el 0.0009% de niñas que no habéis copiado los verbos irregulares de ingles 2.000 ó 3.000 veces a modo de castigo por hablar en el pasillo.
 Claro que era preferible copiar verbos antes que comer desterrada en una mesa mientras la soledad y el autismo se apoderaban de ti.

Cómo nos gustaba el último día antes de navidad, y la famosísima Sentada- que siempre acababa en fracaso con el 80% del curso castigado hasta las 20.00h- 
Claro que no hay Sentada sin la pobre Maita corriendo de un lado para otro tratando de movilizar a las rebeldes adolescentes. Y es que un colegio solo de niñas ,tiene tela ¿eh?

Cuántisimos momentos tan increíbles hemos vivido, a cada cual mas emocionante. 

Las excursiones eran aprovechadas por las "it girls" para lucir sus mejores y mas novedosos modelitos. 

Ha quedado comprobado después de todos estos años que el sandwich mixto del colegio, no tiene ningún competidor digno ya que no hay sandwich alguno que esté a su altura. 

Porque  el Mater no sería el mismo, sin nosotras. Las niñas mater, ¡Qué orgullosas debemos de estar del que fue y siempre seguirá siendo nuestro colegio!. 

Las hay que han dejado huella sin duda y es que  todo colegio, tiene sus propios personajes: todas recordamos  a las "amigas de los animales" acordaos cuando misteriosamente unos pobres ratoncitos aparecieron casi por arte de magia en 1ºB... 

O cuando un  chicle aparecía casi a diario pegado en la carpeta de Maita. La verdad es que la pobre, si que ha sido una auténtica superviviente.

Todas recordamos a las traficantes, y es que no tienen otro nombre; las niñas de coro, eran aunténticas expertas en el trapicheo de las palmeras de chocolate.

Las hay graciosas - o tontas, según como lo mires- pero a ellas les debemos tantos momentos buenos que se merecen casi el puesto número 1 en el ranking  de " personajes del mater ".

Las hay pelotas, las hay que pasan desapercibidas, las hay que dan la nota, las hay lloricas, cariñosas, amables y si me apuras hasta violentas - estas las menos gracias a Dios- 

Pero las hay vagas y creo que en este personaje tenemos que incluirnos prácticamente el 100% de las alumnas ya que la clase de gimnasia, y en concreto el vestuario eran el momento y lugar idílicos para entablar una profunda e interminable conversación que inevitablemente se alargaría durante toda la clase mientras el pobre Iván - que tiene mas paciencia que mi madre- se estrujaba el coco con nuevos métodos que nos hicieran salir. Lamentablemente, ninguno era suficientemente bueno ya que salíamos cuando queríamos, a no ser que surgiera la posibilidad de un mas que probable - y reconozcamos que merecido- cero en gimnasia, entonces todas salíamos cual gacelas en dirección al  polideportivo.

Tenemos un instinto de supervivencia innato.  Dignas son de ver las avalanchas que causamos ante cualquier situación, todo sea con tal de colarnos. Recordemos cuantas veces hemos reventado el cristal de la puerta del comedor - afortunadamente nunca hubo víctimas-. Como he dicho antes, es un instinto -un tanto animal- que llevamos en las venas y lo pusimos en practica incluso en el Vaticano. Ahí conseguimos burlar una cola de miles y miles de personas para la audiencia de los miércoles con el Papa. Si es que en el fondo, todo lo que aprendemos en el cole nos sirve en nuestro día a día. 

Como en cualquier sitio, también había fechas importantes. Las comuniones y confirmaciones eran la mejor y mas esperada época del año. 

Si un año no te tocaba la comunión o confirmación de ninguna prima, amiga, hermana o conocida, te fastidiabas y te conformabas con tan solo mirar a través de las ventanas - con las persianas bajadas, eso si- como si de mismísimas reclusas se tratara, mientras tratabas de descubrir las últimas tendencias en moda ya que el paseito del parking a la capilla era un auténtico y sofisticado desfile.

Pero en el fondo, tuviéramos comunión o no, a todas nos volvía locas ese ajetreado mes de mayo. 

Y es que todas, aunque tal vez no nos demos cuenta lo echamos en falta. El mater en Mayo estalla en alegría, por las mañanas los cantos en el rezo, las comuniones, Julio y óscar montando el tablado, las niñas ensayando y la fiesta de fin de curso con DDF como invitados estos últimos años. Era la revolución; uniformes a medias, mojados y siempre nuestro fiel amigo el moño.

¡Qué uniforme!, cuántas veces hemos deseado que lo cambiaran, pero qué orgullosas nos hemos sentido al llevarlo, reconozcamos que tampoco estaba tan mal - o sí- .

Mira que ha dado que hablar nuestro uniforme, siempre a la altura de la rodilla - o eso se suponía- los puños abrochados, el cuello cerrado y siempre bien peinadas- de eso se encargó durante una época la Madre Benito, también conocida como la monja del peine".

Y es que en el cole, nuestro cole hay elementos que pasaran a la historia de la humanidad: la mundialmente conocida Madre Madurga y el misterioso Inspector; hay rumores que dicen que algún día pasará a mirar si las clases están recogidas-.


Hay un millón de recuerdos mas que seguro que os han venido a la mente. Las anécdotas con profesoras son innumerables y es que tenemos un abanico amplísimo; desde bombas fétidas, hasta guerras de tizas improvisadas, competiciones de escupitajos, escondite en los armarios... pero como es lógico es imposible escribirlos todos.

Así pues me despido niñas del mater. Estad orgullosas de lo que un día fuisteis y que siempre sereís; porque hay algo en lo que coincidimos todas, y es que poder decir : " Yo soy una niña Mater", es un auténtico privilegio. 

         LC


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