Las películas en blanco y negro resultan aburridas

Modas. No se que tendrán. Pero nos atraen como si de dos imanes se tratara. Ahora nos ha dado por los blogs. Que conste que me parece una moda sana esto de que de repente nos guste leer.
Blogs. De repente a todos nos gusta leer blogs. Y yo no voy a ser menos, claro. La verdad y para ser totalmente sincera, soy de esas medio " adictas" a los blogs. Me vuelve loca el hecho de que alguien pueda transmitir en pocas palabras tantos sentimientos. Me gusta porque además la mayoría de ellos son tan reales que hasta me planteo que estén basados en mi propia historia. Supongo que a todos nos pasa un poco lo mismo…


 Y aquí públicamente me atrevo a reconocer que estoy loca y profundamente enamorada de El guardián entre el centeno. Su forma de escribir me vuelve loca. Y no solo a mí. Y es que hay blogs que me gustan. Hay unos pocos que me gustan muchísimo. Pero es que Manual de un buen vividor no tiene competidor a la altura.

Después de está inesperada y espontánea declaración, reconozcamos que la mayoría de los blogs escriben sobre cosas que todos queremos leer. Que si el amor, que si el mal de amores, que si las vacaciones, que si la recena, que si .. Que si... Que si...

Me gustaría darle al post de hoy un toque distinto. Y es que sobre la vida en color de rosa ya hay mucho escrito. Pero a pocos años que hayáis vivido, la vida en su faceta mas generosa se habrá encargado de enseñaros que no todo es rosa sino que hay una amplísima gama de tonos.

Dicen que no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes. Y puede que sea verdad. O no. Quizá no haga falta perderlo para valorarlo. Quizás el ingrediente secreto sea encontrar a la persona que te haga verlo. Y es  que las cosas son las mismas, lo que cambia es la forma en la que las veamos – o queramos verlas-.

Como iba diciendo, por desgracia, algún que otro día grisáceo se cuela – muy de vez en cuando- así de extranjis, en nuestro colorido y alegre calendario.

 Entonces e inevitablemente, te sientes como cuando llueve 5 días seguidos en pleno agosto y se te empieza a quitar ese moreno que tantísimo  tiempo has tardado en conseguir. Efectivamente. lo he clavado.  No hay mejor comparación.

El caso es que en esos días, los de color gris, parece que todo va adquiriendo un tono mas oscuro.  Probablemente empezarás a echar la culpa al karma, a tu hermana, a tus hormonas, a la alineación de los astros, o incluso al pobre de tu perro ( que se habrá vuelto a comer los deberes).

 Y es que simplemente hay días en los que lo mejor que podrías haber hecho habría sido no levantarte de la cama. Esconderte del mundo despiadado y cruel bajo tu confortable edredón habría sido una sabia decisión.

Y es que hay demasiados factores que contribuyen a pintar ciertos días de color gris:

·Un lunes a las 7.00 de la mañana. Mojas una galleta en la leche mientras en silencio miras al infinito. De vez en cuando se te cierra un ojo. A veces incluso los dos. Te rindes ante el sueño que poco a poco va ganando la batalla.A los 10 minutos reaccionas. Recuerdas que te disponías a desayunar leche con galletas. Te llevas la supuesta galleta a la boca. No hay galleta. Heart attack!!!!. Adiós legañas. Adiós bostezos. Con cuchara en mano tratas de rescatar al trozo de galleta antes de que se desintegre prácticamente por arte de magia y de lugar a los grumos tan odiados.

·Viernes 06.30 h– sábado, siendo realistas-. Sales de la discoteca. Un taxi con luz verde. Como puedes, arqueas la boca para emitir una ligera sonrisa antes de que el frío te impida gesticular. Un  grupo de chicos. Corren. Ya no hay taxi.  

·Verano. Madrid. 70 ºC. No exagero. Can't breathe !. Abanico en mano. Mejillas coloradas. Maquina expendedora. Una coca-cola te llama. Abres la cartera. Un billete de 20. Adiós billete. Hola 18 monedas. Y te arrepientes de aquel momento durante el resto de tu vida.

·Vacaciones. Viaje. Ilusión. Emoción. Ganas. Avión. Te toca detrás un bebe. Te encantan los bebes, le haces muecas y se ríe. Despegas. 5 minutos de vuelo. El bebé empieza a llorar. Una hora. Dos horas. Cada vez te hace menos gracia. Tres. Cuatro. Cinco. ya no le soportas. Seis. Destino. Aterrizas. Juras que jamás tendrás hijos. Dignamente te levantas dispuesta a salir de ese maldito sitio. Lo piensas dos veces. Miras al bebé. Recuerdas una frase – un tanto adaptada-: “ perdone siempre  sus enemigos pero nunca olvide sus caras”.

·Madrid. Moncloa. Metro. Llegas tarde. Corres. Pim, pam, pum. Ruedas escaleras abajo. Te levantas. Compruebas que nadie te ha visto. Y continuas tu marcha. La cabeza bien alta, eso sí. Obviamente pierdes el metro. Y llegas tarde.

·Starbucks. Media tarde. Mueres de hambre. “Siguiente por favor”. “ Esta muffin, gracias”. Se te hace la boca agua solo de pensar en las pepitas de chocolate. Primer bocado. Ojos en blanco. Arcadas. ¿Dónde narices están las pepitas?. Pasas. Adios muffin. Adiós hambre. Hola mala leche.

·Sábado. Cena. 7 amigas. 7 modelitos. 7 vasos. Una conversación. Una gracia. Una se atraganta. No sabe cerrar la boca. Resultado: 6 amigas, 6 modelitos, 1 enemiga, 5 carcajadas, 1 culpable, 1 restaurante mirando a una mesa. Inolvidable.

·Madrid. Prisa. Coche. Buscar aparcamiento durante mas de dos horas, visualizar un sitio a lo lejos. Sentirte el rey del mambo. Acelerar y descubrir que hay un smart aparcado. Cagarte en el smart. Y En su dueño. Hacer caso omiso de los impulsos de reventarle la luna. Paz y amor. Relax. Take it easy.

·Domingo. 12.00h. aperitivo. Amigos. Familia. Buenro. Tapas. Picoteo. Cerves. Sangría. Tintio de verano. Coca-cola. Risas. Blusa blanca. Un traspiés. Copa vacía. Ya no hay camisa blanca. Ahora se lleva el color vino. Calia oxiaction cristal White. SOS. Huston tenemos un problema.

·5 amigas. No hay taxis. Todos ocupados. Media hora después lo consigues A lo Serena Vanderwoodsen paras un taxi. “ Solo caben cuatro”. Te acuerdas del momento en el que tu amiga decidió unirse al plan en el ultimo momento. Dejas pasar el taxi. 

Yo no creo en eso del destino. Que todo está escrito. Yo me inclino mas a pensar que somos nosotros quienes lo vamos redactando. Tiene que depender de nosotros. Tenemos un cuaderno en blanco. Que poco a poco vamos rellenando. Como si de un diario se tratara. 

Un diario escrito a Boli. Nada de hacerlo a lápiz. Porque los errores no se pueden borrar. No hay marcha atrás. Un Boli y un subrayador. Eso es todo lo que tenemos. ¿y un subrayador para qué?. Para marcar bien fuerte y lo mas llamativo posible nuestros errores. Porque no nos gusta eso de escribir la misma cosa dos veces ¿no?.
El caso es que son los días grises son los que muchas veces recordamos, sobre todo porque el subrayador no deja que pasen desapercibidos entre las hojas de tu diario. Aprendes de ellos. Por lo menos lo intentas. Ya sabes que la intención es lo que cuenta.
Yo por ejemplo he aprendido a no beber mientras cuentan un chiste. Ya sabemos todos lo que puede pasar…

Ya sábeis, aunque no todo en la vida es  color de rosa dadles a vuestras rutinas grises un toque de color. Porque al final, las peli sen blanco y negro acaban siendo aburridas. 

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