Tontos de remate

Hace ya algunos días apareció un: " tienes 6 notificaciones nuevas" - vía whatsapp- en mi  pantalla de móvil. Mi amiga - llamémosle X- estaba en una situación de emergencia; de esas en las que parece que todo se te va a caer encima, de esas en las que todo apunta a que son tus propios problemas los que te van a asfixiar. De esas situaciones en las que resulta prácticamente imposible salir airosa sin ayuda de alguien.

Hay conversaciones que te hacen reflexionar y muchas veces te ayudan a ver las cosas como son, sin tapujos y es precisamente lo que X me ayudó a ver, esa personilla que, inocente, acudió a mí en busca de ayuda acabó dándome una lección. Y es que si algo me quedó claro después de esa larga conversación es que los hombres somos Tontos, tontos de remate.


Con lo fácil que podría ser todo y cómo nos gusta eso de marear la perdiz. Pero qué le vamos a hacer si es que los hombres somos así, somos tontos de remate. Eso lo hemos dejado claro, clarísimo desde el principio, vamos, tan claro como que Eva y Adán comieron aquel fruto prohibido.

Lo que yo te digo, es algo que llevamos en la sangre. Y contra las cosas innatas no se puede luchar. Ya sé que por intentarlo no perdemos nada - excepto la paciencia, claro- pero ante el hecho de que el ser humano es por definición tonto de remate no hay nada que hacer. Rendirse es la unica opción.

Ahora bien, ya que ha quedado claro clarísimo el nivel de tontería que llevamos en el cuerpo, podríamos centrarnos en tratar de ocultar esa ignorancia que lamentablemente nos caracteriza.

Nos va eso de hacernos los duros, pero ¿qué narices significa eso? Que alguien me lo explique porque aún - y mira que le he dado vueltas al temita- no me ha quedado claro.

¿Hacerse el duro es dejar al chico que te gusta sin contestar...? ¿ Ser borde con él...? ¿Simular que no te hace ilusión verle el viernes en el pre copeo, para que no se lo crea demasiado...? ¿ No contestarle inmediatamente, a ver si va a creer que estas esperando a que te escriba...?

Me vais a perdonar pero a mi después de eso solo me sale decir un WTF??? Si ya os decía yo que somos tontos sin solución alguna. Y es que la tontería es incurable...

Masoquismo puro y duro.

Y claro, los tontos son tontos porque hacen tonterías y hacer una tontería conlleva inevitablemente arrepentirse.
Y qué os voy a contar yo, si eso ya lo habréis descubierto vosotros pero arrepentirse es lo peor.

Lo peor viene al día siguiente, la mañana que sigue a la noche en la que te has hecho el duro. Te has hecho el duro sin saber que en el fondo lo único que hacías era daño. Pero daño a los dos, no sólo a ti. Y el daño duele. Y siempre deja cicatriz. Y una cicatriz nunca se cura... Y cada vez que te la veas, recordarás aquel momento y acto seguido lo ligarás a alguna persona. Y si... Hacedme caso y huid de las cicatrices. Son peores de lo que creéis. Puñeteras como ellas solas.

 El arrepentimiento es duro. Para ti y para tu pobre amiga - que está a puntito de ser canonizada- que te escucha sin queja alguna durante horas, con monosílabos como únicas aportaciones a la conversacion, si es que puede ser calificada de eso - es un monólogo prácticamente-. Pero bueno, es cierto que a las amigas nos va eso de " hoy por ti, mañana por mi" y hay que apoquinar de vez en cuando...

El caso es que, mientras tú te haces la dura, y pasas delante de él 5.000 veces fingiendo no haberle visto ( sabías que estaba allí incluso antes de llegar). Él se raya la cabeza, se vuelve loco. Y claro; él, que es humano, y por lo tanto también es tonto, pues claro, empieza a sacar las cosas de contexto y se desmorona todo. Con lo que cuesta construir algo y qué poquito se tarda en destrozarlo... ¿verdad?

Y es que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y una vez que lo pierdes empiezas a numerar todas las cosas que podrías haber hecho bien y que no hiciste.

Pero ya es tarde.

Querías hacerte la dura, la interesante, querías tenerle en la palma de tu mano. Y cuando le tuviste ahí, quisiste más -y es que además de tontos somos inconformistas - y claro llegamos a ese punto en el que te dan la mano y coges el brazo. Y es un no parar. Y quieres más. Y más. Y más. Y parece que es un vicio. Y claro, el otro pobre - después de haber tenido más paciencia que un santo- se cansa. Se cansa de tus miradas huidizas, se cansa de tus aires de superioridad, de tus conversaciones interminables por whats que nunca terminan en conversaciones cara a cara. Se cansa de que le esquives en la cafetería y de que no le saludes...Y, y, y claro, te manda bien lejos. Y hace bien.

Y para ti, es el fin del mundo. El fin de ese mundo que habías construido. Y es entonces cuando descubres que lo habías construido en torno a él. Y ahora que ya no está él, se te desmorona todo.

Ya se te han caído todos los esquemas. Ya no sabes ni lo que quieres, ni cómo lo quieres. Y entras en esa fase de negación de " todos los hombres son iguales". ¡Alto! mujeres del mundo, tal vez queráis matarme después de lo que voy a decir pero nosotras tenemos mucha culpa de la forma de ser de los hombres. Y es que hay veces que somos nosotras las que les obligamos a actuar así - y con esto no quiere decir que esté justificando todas sus conductas ni mucho menos ¿eh?-.  Quizá si hubieras sido menos orgullosa... Quizá si hubieras pensado menos en el qué dirán... Quizá si aquel día le hubieras saludado... Quizá si no te hubieras obsesionado con su última conexión...


Quizá si todo hubiera sido natural desde el principio, todo habría seguido un camino diferente. Y quién sabe a qué altura de él os encontraríais ahora...

Pero bueno, una vez reconocida la "mea culpa" para el carro que el quizá no es la solución.

 El masoquismo no es la solución.

Como buenos tontos que somos, siempre intentamos aprender de las tonterías que hacemos. Unas veces lo conseguimos y otras no. A veces metemos la pata 3.000 veces en el mismo agujero pero, oye, 3.001 veces que la sacamos. Que nadie nos engañe, que aquí lo único que importa es sacarla...

El caso es que la has cagado una vez ¿y qué mas da? Cagarla no es malo. Cagarla, de hecho, es buenísimo. Así te concentrarás más la próxima vez para no hacer lo mismo.

Créeme cuando te digo que las cosas pasan por algo, que todo en esta vida tiene un por qué. Que no hay nada que se lo dejemos al azar. Que si la historia con él no tuvo un "happy ending" es porque él no tiene que ser el protagonista de tu final feliz.

El mundo tiene preparado alguien ideal para ti. Pero como somos tontos, a veces nos cuesta un poco más de lo normal encontrarlo, pero nuestra tontería - gracias a Dios- no es ilimitada y al final siempre acabamos descubriendo quién es el protagonista de nuestro "happy ending" y entonces ya no necesitas hacerte la dura, ni pasar por delante de él simulando no haberle visto, ni tardar tres horas en contestarle para hacerle sufrir...

Entonces, esas chorradas habrán pasado a un segundo plano. ¿Y sabes por qué? Porque cuando conoces a la persona perfecta, se te quita un poco esa ignorancia y te conviertes en una persona un poco menos tonta. Dejas de ser tonta de remate para ser simplemente tonta. Y es que sé que es duro de asimilar pero aquí tontos, somos todos y si no, mira a tu alrededor. La gente lleva la tontería reflejada en la cara.

En fin, saludos para todos los tontos de remate.

Fdo: Una tonta muy tonta


L.C

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