Welcome to the USA

Hoy hace un mes que llegué. Hoy hace un mes que empecé a formar parte de esta cultura que me ha vuelto loca. Hoy hace un mes que no pillo el atasco de la A6, que no conduzco y que no vuelo por el metro de Madrid. ¡Ah! Casi se me olvida, también hace un mes que soy menor de edad.

Digamos que todo empezó hace poco más de un mes, cuando después de un larguísimo y agotador -sin exagerar- día de viaje; aquel policía, que comprobaba mi visado y se aseguraba de que no era una asesina en serie me dijo eso de: ‘Welcome to the United States of America’  mientras me hacía una foto a 5 cm de mi cara en la que no salgo nada pero que nada favorecida -salgo incluso peor que en la del carnet de la uni, que ya es decir-. 

Me dio la bienvenida de una forma muy patriótica y grandiosa  como hacen todo estos americanos, vamos. Ciudadanos americanos que están orgullosos de serlo. Gente que está orgullosa de su bandera y se encargan de demostrarlo con frecuencia. Nadie se preocupa de ocultarla porque no se avergüenzan de su nacionalidad.

Y no os voy a mentir diciendo que estoy tan ocupada en mi nueva rutina que no echo de menos todo lo que he dejado al otro lado del charco. Mentiría si lo hiciera. Aunque cada vez me siento más cómoda en mi nueva rutina, también siento que cada vez estoy más lejos, más todavía si cabe, como si 8.510,14km no fuesen suficientes. 

Y es que aunque parezca mentira, llevo  ya un mes disfrutando de Estados Unidos. Y me dijeron que me lo pasaría bien, me advirtieron de que sería la mejor experiencia de mi vida, de que no iba a querer volver… Y la verdad es que nunca lo puse en duda, pero tampoco pensé que fuera a caer rendida a sus pies tan rápidamente. Y no soy precisamente de las que se enamoran fácilmente. Y, sin embargo, aquí estoy loquita perdida. Con una sonrisa que me delata...

Pero de lo que no me advirtió  nadie es de que cuando te dan la bienvenida a Estados Unidos, en realidad te dan la bienvenida a una película; de esas en las que hay animadoras y “buenorros” del equipo de fútbol, de esas que tienen como argumento “chica gusta a chico y chico gusta a chica”, de esas de “once upon a time” y de “and they lived happily ever after”.Una bienvenida al paraíso del beer pong, del flip the cup y de los red cup.

Se trata de una bienvenida a una nueva rutina que no ha dejado de sorprenderme, una rutina llena de nuevas caras, nuevas lenguas, culturas, ideologías y opiniones. Una rutina a la que es fácil acostumbrarse, una rutina diferente pero enriquecedora en la que el fútbol y las calorías tienen un papel protagonista. 

Estamos hablando de una bienvenida al país del “Yes you can” y al paraíso del confort, del “me da igual”, del “si no les gusta que no miren”, del “ande yo caliente, ríase la gente” y demás alternativas que signifiquen algo así como: “todo me resbala” y lo digo en el buen sentido, nada relacionado con la dejadez, ¡qué va! Y me parece algo envidiable, una enfermedad sana que debería convertirse en epidemia lo antes posible

Llevo un mes rodeada de gente que no se preocupa del qué dirán, de gente que no sigue modas, gente que crea la suya propia. Gente que combina el rosa y el rojo sin parecer un piojo…

Estoy rodeada de gente que tiene el pelo de colores, gente que no entiende de complejos ni de limitaciones, gente natural, que baila por la calle simplemente porque en ese momento tiene ganas de hacerlo, gente que, hablando claro, no se corta un pelo. Aquí si usas una talla 52 y quieres llevar un croptop, pues lo llevas. Y nadie te mira mal. Ni te juzga. Aquí si estás cansado, te tumbas en el suelo. Si tienes hambre, comes en clase. 

Y ahora, después de haber comprobado que en EEUU hay casi tantas banderas como Starbucks -que ya es decir- echo la vista atrás y me río. Me río de aquel día, el último que dormía en mi cama, el último en el que bajaba a desayunar en pijama, el último día antes de mi emocionante aventura.

El día que tenía  un dolor de tripa de esos que se tienen antes de un examen, o una entrevista o cualquier "ponte a prueba" que nos regala la vida de vez en cuando...  
Un momento crítico en el que me planteaba si el irme tan lejos era una buena opción –tengo una cierta tendencia a plantearme las cosas cuando ya no hay marcha atrás–, y fue entonces cuando mi amiga Isa, mientras intentaba convencerme de que conocería a gente rápidamente me mandó por whats esta frase: "The world it's full of nice people, if you can't find one, be one".

Y me alegra poder decir que si que hay mucha nice people de esa de la que habla la frase. Y me alegra haber coincidido con tantos en tan poco tiempo. Aquí la gente es nice por naturaleza. Aquí los desconocidos te sonríen por la calle, te desean un feliz día, te ayudan con las bolsas de la compra -que recordemos, no tienen asas, cosa que personalmente no entiendo- y te dedican su tiempo para buscar en su iphone -porque tu todavía no tienes linea americana con 3G- dónde está la parada de bus más cercana y lo mejor de todo es que lo hacen sin esperar nada a cambio, lo hacen simplemente porque son nice, y es realmente sorprendente la cantidad de ellos que hay por el mundo, muchos más de los que pensamos. 
                               
El caso es que aquí sigo, más de un mes después,  tratando de descubrir qué más significados escondía ese Welcome to the USA. Y aunque supongo que tendré que seguir descubriéndolo poco a poco, me quedo con algo así como:  Bienvenida al Estado del primer Starbucks, y de los actuales campeones de la Superbowl, los Seahawks  y de Nirvana y del movimiento Grunge. La ciudad del Space Needle y de Boing, de Mount Rineer, de la saga Crepúsculo y de Anatomía de Grey, de los Marineers y de los Huskies, de Bill Gates y de “10 things I hate about you”. La ciudad en la que supuestamente "siempre llueve" y en la que "nunca sale el sol" pero que de momento dejando de lado la rutina, nos regala espectaculares atardeceres 

Y hasta aquí mi post, el primero -de muchos, esperemos- made in the USA. 

Comentarios

  1. ¡Menuda experiencia debes estar viviendo! Me he quedado con ganas de saber más de tu día a día, de tus nuevas rutinas, tus pequeños descubrimientos,...

    Un beso,
    Patri.

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