Seamos nosotras

Seamos nosotras. Al menos una vez a la semana. Juntémonos y perdamos la noción del tiempo. Como siempre. Volvamos a tener 16 años ó 18, me da igual. Seamos una cena que empieza y nunca acaba. Seamos las de siempre, donde siempre y como siempre. Seamos esas que siguen jugando a tapar la calle, las que no crecen. Que lo único que cambie sea la edad. ¡Ah! Eso y que ahora somos un nosotras + acompañante. Que todo siga igual. Destapemos la felicidad de mano de una Coca-cola y riamos hasta que nuestro corazón lata como el anuncio de Vodafone.

Seamos la leche y el Cola-Cao. Seamos un ataque risa floja acompañado de una carcajada ensordecedora. Seamos el peor chiste del mundo. Y lágrimas de felicidad. Seamos gente interesante. Seamos una coma, nunca un punto. En todo caso un punto y seguido, nada de a parte. Que no cambie nada. Comprometámonos a no dejar de ser nosotras.

Seamos una Girls Night Out. O dos. O tres. O las que hagan falta. Seamos un mensaje de buena suerte antes de un examen y una sorpresa el día que soplas las velas. Seamos las que se comen las moras antes de hacer la mermelada. Seamos Queen, Miguel Bosé o Bruno Mars, aunque solo sea por una noche, incluso sabiendo que esa actuación nos perseguirá toda la vida. Seamos lo que nos dé la gana pero seámoslo juntas.

Seamos espontáneas. De las que siempre tienen algo que añadir. Seamos de las que hablan entre silencios. Seamos como un examen tipo test con una única alternativa como respuesta: Nosotras. Seamos de las que van descalzas. Seamos un karaoke en honor a Isa, una escapada a Scotland, un finde en Lisboa o un desayuno a los pies de la torre Eiffel. 

Seamos de las que se pintan los labios. De rojo, para que se vea. Dejemos nuestra huella en cada bar.  Seamos la versión 2015 de Saturday Night Fever y bailemos hasta que nuestros pies no nos sigan el ritmo. Improvisemos el guión saltándonos un semáforo en ámbar mientras discutimos si el guachumeneito es música o no. 

Seamos nosotras. A mí me basta, ¿y a vosotras?